Comienza la vendimia 2020 en la zona del Valle del Raposo y Matanegra.
Una vendimia tardía debido a un microclima especial, que hace que tenga su propia época de vendimia . La recogida de la uva se realiza a mano lo que hace que se puede seleccionar los racimos que se llevan a la bodega.
Habitualmente, la uva en nuestra tierra, se comienza a recoger a finales de septiembre y hasta finales de octubre.
El hecho de que la uva esté dulce, no quiere decir que esté madura. Hay otros factores que son iguales de importantes, la madurez de la piel, donde se encuentran los taninos y aromas y las semillas, que sí no están maduras, pueden hacer que un vino sepa más amargo. Todo depende de la variedad de la uva.
Uno de los procesos más importante que sufre la uva cuando llega a la bodega, es el proceso de fermentación, por el que el mosto obtenido de las mismas se transforma en vino. Principalmente este proceso puede diferenciarse en dos clases: la fermentación alcohólica y la fermentación maloláctica.
El proceso más cercano a la actualidad, el la fermentación alcohólica, que se produce en primer lugar, previa a la maloláctica. Es una cambio en el que el azúcar del mosto se convierte en alcohol etílico, y éste en vino, gracias a la acción de las levaduras naturales presentes en las piel de la uva.
Dentro de la fermentación alcohólica, es importante hablar del remontado del vino, que consiste en sacar el mosto más liquido en fermentación desde la parte baja del depósito para volver a dejarlo caer en la parte superior o sombrero. Así se consigue favorecer la actividad de la levadura y extraer componentes de la uva que van enriqueciendo el vino.
Por otra parte, la fermentación maloláctica, se desarrolla tras la fermentación alcohólica y en él intervienen las bacterias lácticas que se encuentran en la uva, de forma natural. Su misión es transformar el ácido málico en ácido láctico, lo que consigue disminuir la acidez en el vino, aumentar los aromas y redondear el vino y así evitar que se estropee con el paso del tiempo.